lunes, septiembre 26, 2005

Artículo de Opinión


Condena de nostalgia


En el año 1950, un diminuto país le arrebató el título mundial de fútbol al coloso de América del Sur. Pero el coloso ganó varias veces la copa del mundo en los años siguientes, y el diminuto país no se volvió a recuperar.


La memoria colectiva de ese país, también recuerda otras hazañas: en 1811, todos los habitantes abandonaron sus casas y sus tierras siguiendo a su líder, conformando el épico “éxodo del pueblo Oriental”; en 1915, fue aprobada la jornada de 8 horas diarias de trabajo (14 años antes que en Argentina); en 1919, el Estado se separó de la Iglesia; en 1933, se oficializó el voto femenino; en 1980, por primera vez en la historia universal, una dictadura perdió un referéndum.


La mención de Argentina no es casual y tampoco es casual la mención de Brasil -el coloso de América del Sur-. La historia de ambos países es la misma historia del Uruguay. Pero a diferencia de ambos, Uruguay no tiene presente, sólo tiene pasado. En este país se recuerda todo, y por si acaso “alguno” olvida, siempre hay más de diez personas dispuestas a recordar. Pero se recuerdan glorias de más de cincuenta años.


La memoria es una herencia para las nuevas generaciones, pero en Uruguay, las nuevas generaciones emigran y la herencia es la nostalgia.

Nostalgia por las famosas escuadras de fútbol para las cuales se acuñó el término “la garra charrúa”. Nostalgia por los charrúas, que jamás formaron parte de esas escuadras de fútbol.

Nostalgia por el prócer Artigas, que fue traicionado por unanimidad y finalizó sus días, exiliado en Paraguay.

Nostalgia por el territorio de Misiones, que fue conquistado en el campo de batalla (con la ayuda de los guerreros charrúas) para luego ser entregado a sus vecinos, por un “héroe de la patria”. Nostalgia por ese “héroe”, que también exterminó a los charrúas.


Se le llamó “la Suiza de América” y “el país más civilizado del continente”, pero desde un largo tiempo a esta parte, se le llama simplemente Uruguay –que por cierto no es su nombre completo, el país se llama República Oriental del Uruguay-. Una república con un ejército sobredimensionado -que en sus históricas intervenciones del siglo veinte, sólo ejerció la represión interna-. Un ejército cuyo presupuesto es mayor al de la educación pública. Una educación pública que forma profesionales a un ritmo vertiginoso y les otorga junto al título un pasaporte, para que emigren en búsqueda de trabajo.


El trabajo es un artículo de lujo en este país. No existen industrias y si existieran, no habría a quién venderle los productos. No existen fábricas porque la mano de obra es extremadamente cara, y la mano de obra es extremadamente cara porque no hay fábricas. Las cifras asustan, para bien y para mal. La tasa de analfabetismo es menor al 2%, pero la crisis económica que azotó la República Argentina en el año 2002, no se supera sólo con educación. Al día de hoy, Uruguay sigue intentando recuperarse de la crisis de Argentina.


Las inversiones españolas generan más controversia entre ambos países, son un fiel reflejo de la historia del Virreinato del Río de la Plata, cuando Buenos Aires y Montevideo pugnaban por congraciarse con la Corona Española, al mismo tiempo que se enfrentaban entre sí por la necesidad de independencia; y una vez más, el virus del colonialismo se hace presente.


Uruguay padece por su propio pasado y contradictoriamente, es el país de América Latina que en proporción, tiene mayor cantidad de usuarios de Internet. La supuesta puerta al mundo está abierta, pero las inversiones en tecnología son lentas; el tercer mundo corre una carrera que otros ya han ganado. Absorbe la tecnología que el primer mundo deshecha, y sólo un país como Brasil, es capaz de colocar una barrera a la importación de deshechos, para fomentar la producción nacional.


Pero la historia de los cuatro países, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, recuerda también los riesgos de alzar una economía pujante en contra del imperialismo. En 1865, Paraguay alcanzó un alto grado de economía e industrialización. Semejante alzamiento, ofensivo contra los intereses de la Corona Británica, sería inmediatamente aplastado por los tres países vecinos. La Guerra de la Triple Alianza comenzó con un “documento secreto” firmado entre los tres países. La vergonzosa declaración de guerra es elocuente por sí misma:


“La República Oriental del Uruguay, Su Majestad el Emperador del Brasil, y la República Argentina contraen alianza ofensiva y defensiva en la guerra provocada por el gobierno del Paraguay”


Al final de la guerra, Paraguay perdió gran parte de su territorio, la mayoría de su población fue exportada como esclavos y el país entero contrajo una deuda con Inglaterra –gestora, ideóloga y accionista de la guerra- que recompensaría y pagaría la ofensa realizada.

Los intereses de Inglaterra en América del Sur son una demostración cabal del poder de unos pocos. España perdió sus colonias en manos de la independencia americana, pero Inglaterra introdujo la industria y las deudas, recuperando las colonias para sí misma y expoliando a los países sometidos, para que se alzaran en guerra contra los países que compitieran con la Corona Británica. La guerra directa no había dado sus frutos; las Invasiones Inglesas en el Río de la Plata fueron de corto alcance, pero colocaron brotes que germinaron más allá del grito de independencia, la mencionada Guerra de la Triple Alianza fue uno de aquellos brotes.


Aún hoy sentimos vergüenza. Paraguay demostró que era posible, que se podía crear fuentes de trabajo, que se podía fomentar la industria y que se puede hacer frente a las economías imperialistas.


Noventa años más tarde, durante la década del cincuenta, Uruguay hizo lo mismo: fomentó su producción y produjo; abrió nuevos mercados e invirtió en desarrollo. Y esta vez no fue una guerra la que frenó el avance… la economía mundial cambió y Uruguay no respondió a tiempo.


En esa misma década, fue capaz de ganar la final de fútbol del mundo contra un estadio abarrotado de “enemigos”. Maracaná parecería ser el verdadero prócer del Uruguay, pero no es más que una imagen nostálgica que este país inculca a quienes ni siquiera habíamos nacido en aquél momento. Uruguay está condenado a tener buena memoria.


Y no es extraño que a la hora de escribir sobre este país, las letras reflejan el pasado y mi tema es la nostalgia; no lo puedo remediar: soy uruguayo.



Jorge Elissalde

Montevideo - URUGUAY

4 Comments:

At 7:28 a. m., Anonymous Anónimo said...

No había venido a comentar este gran texto. Realmente no sólo está muy bien estructurado, sino que tiene alma... sentimiento... la nostalgia nos golpea a todos... a todos los latinos.

 
At 8:15 a. m., Anonymous Anónimo said...

ufff Jorge, la verdad es q estuve a punto de pasar de largo este artículo (la extension, ese fantasma...mmm) pero q suerte q finalmente me quede a leerlo. Suerte si porque si bien me ha dado una profunda tristeza en algun punto leerlo, tambien me he sentido gratamente en tu piel uruguaya -las nostalgias tienen eso - Es realmente un escrito muy bien escrito, desde lo estructural como bien dice Ani, desde lo histórico (datos q desconocia y de tu mano descubro) y tambien desde lo humano y reflexivo de un hombre bellamente comprometido con su tierra. Gracias!
piquitos patagonicos

 
At 11:06 a. m., Anonymous Anónimo said...

No tendría más que objetarte que el hecho de lastimas con este texto. La dinámica melancólica de lo que aquí escribes basta para que a uno se le venga a la cabeza uno de esos hombres, sentados en un café recordando cosas que no le tocó vivir; esa memoria colectiva, condenada a rumiar sus viejas glorias para sobrellevar el doble peso de una realidad que le contraria.

Colombia goleó alguna vez a Argentina por cinco anotaciones a cero.

 
At 10:10 p. m., Anonymous Anónimo said...

Debiera pensar muy bien lo que pongo aqui, porque no es un comentario de foro este en una pagina de literatura. Aqui te escribo como argentina, tu uruguayo. Alguna vez he discrepado con vos, sin más fundamento que mi buen cariño por tu país, en el que también vive parte de mi familia.
Tengo un cariño profundo por tu país. Y gran respeto, y admiración.
Es cruzado ese afecto, sé que tienes cariño por Argentina.
Siempre quiero decirte esto,que el mapa muestra con claridad, la superficie de ambos territorios.
Me fijaba y hacía una progresión, simplemente una escala con mi dedo pulgar y mi dedo índice, estoy más cerca de Montevideo, aquí en un pueblo norteño de Buenos Aires, que tu del departamento de Artigas.
Y a mi me queda en la otra punta del mapa, casi todo este país.
Y lo digo para esto.
Yo no siento que el capital humano de mi país sea positivo,y es vergonzante sentir así y no debiera. Pero hay una generalizada situación con esto, país falto de credibilidad para propios y extraños. Y unicamente cuando un extranjero me hace un comentario negativo sobre mi tierra (y tiene que ir muy a la canilla la patada), me enojo y defiendo, si no no, como la mayoría de nosotros, acatando esa verdad ni siquiera revelada de que no somos creíbles, de que somos "chantas" como generalmente se conoce a los que no son eso, creíbles. Es una falacia, pero el peso de esta falacia es bien específico, y ¿es una falacia? hmmm. No lo sé.
Creo que nos unen tanto destino común con ustedes como lo que decís de la economía de tu país ligada a nuestra crisis, a nuestra desgracia de país grande con destino comprometido.
No sé que sería del paisito si tuviera los kms. cuadrados del mio.
Mi padre siempre afirmó que los uruguayos son "cívicos" (¿?) término acuñado por el mismo para definirlos como gente respetuosa de normas que el argentino transgrede en un porcentaje altísimo. Mi padre ya no puede viajar, no conduciendo el su propio auto, pero no hace tanto volvieron con mi madre de Montevideo y me contaba que había ido (todavía manejaba) hasta el Pinar, donde vive parte de la familia, con dos de sus nietos sentados junto a él. Lo detuvieron, le pidieron que llevara los niños en el asiento posterior, con gran corrección. Y por supuesto lo hizo.
Puede ser errónea mi apreciación Jorge, pero me parece que hay otra conciencia en ustedes. No hay reglas para conducir automóviles que resguarden a los niños en Argentina. Por algo será y obviamente no tienen que ver los niños. Sino lo que vale un argentino para otro.
Cómo me gustaría que un día enlazaras para los que tenemos esta inquietud,dos temas, Artigas como personaje fundante de tu patria, y la célebre cuestión de que sean un Estado que no le rinde culto a ninguna religión en general y a la Iglesia Católica en particular.
No tengo ni la menor idea de por qué para mi eso ha hecho la diferencia. Y puede ser otra falacia. O no.
Será controversial mi parecer en esto, pero yo siento que ni uruguayos ni argentinos damos el significado que los chilenos o los paraguayos o los brasileros (desconozco esto en relación a peruanos, bolivianos, etc.) el significado decía que le dan ellos al concepto de patria.
Siento como que por alguna razón tienen una autoestima nacional distinta de la nuestra, mucho más alta, más resguardada.
Tal vez no sea tan asi pero esa es mi impresión.
Como un perro que se muerde la cola,no se si nuestros países de destino asociado no serían otros, si nos sintieramos muy orgullosos de pertenecer y de "ser" y los haríamos mejores y viceversa.
No tengo idea de cuántas fábricas hay en este país, si sé que somos alrededor de 36 millones, y no hay salida fácil en nuestra económia, en nuestras politicas laborales, educativas, etc.
No parece levantarse un horizonte demasiado alentador, la mayoría tenemos aqui el alma atada a los pies, y arrastramos los pies...
A eso me refiero a entregarse y ya no luchar.
Ojala fueran los 60', con todas sus contradicciones y sus errores. Algo como la esperanza era imbatible. Pero no lo recuerdo, nací en enero del 60.
Ya es muy largo y es tarde, que buen texto el tuyo, mi amigo, ojalá haya otros.
Y esperanza para un país cariñosamente llamado el Paisito y para este otro, tal vez unido y no separado por un río de color marrón, que no negro,como una guitarra oriental.
Inglaterra también tuvo que ver con eso, como siempre Inglaterra tiene que ver con demasiadas cosas.
Pero antes que eso pasara, nosotros los dejamos, de eso no tengo duda.
Mis saludos.(reíte yorugua porque lo voy a escribir dos veces y con puntitos)...Miriam
Un abrazo.M.

 

Publicar un comentario

<< Home

Estadisticas y contadores web gratis
Manuales Oposiciones
Búsqueda personalizada