jueves, noviembre 10, 2005

Artículo de Opinión


ABORÍGENES SUDAMERICANOS

Parte tres

TÚPAC AMARU

A ninguno de nosotros nos cabe duda que los antecedentes históricos, fundamentales para estudiar las rebeliones indígenas, son la base de cualquier análisis que se intente sobre las consecuencias de la conquista de América, por lo tanto encaramos este trabajo con el mayor de los respetos por el ser humano, y la historia que habitualmente no se cuenta.
La civilización Inca había comenzado aproximadamente un siglo antes de la llegada de los españoles, según investigaciones científicas que así lo demuestran. De acuerdo a estos informes Corihuayrachina tuvo tres etapas de ocupación, la primera previa a los Incas, la segunda que denominaron de intermedio tardío, contemporánea a los Incas (1400-1450) y una tercera que pudo ser Inca-colonial. Su régimen religioso era la base de su cultura y comunidad, en ese aspecto no se diferenciaban demasiado de sus conquistadores. Muchos elementos conformaban esa comunidad, que existía en función de sus creencias y mitos, algo que el invasor no podía permitir si su intención era la conquista en todos sus aspectos.
Los españoles, y más precisamente el virrey Toledo, pensaron que asesinando a Tupac Amaru I y a su único hijo, en Cusco durante el año 1572, acabarían con la línea de la familia real de los Incas. Pero se equivocaron, se olvidaron de las hijas del jefe guerrero. Una de ellas, Juana, casada con el señor de la provincia de Cusco, Diego Felipe Condorcanqui, mantuvo viva la sangre de sus ancestros por más de 200 años.
José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru), nació el 19 de marzo de 1738 y desde muy pequeño mostró inclinación por estudiar la historia de sus antepasados. Él era el gran, gran, gran nieto de Túpac Amaru, primero. Viajaba a menudo a Lima, en donde fue testigo de la brutal discriminación a la que era sometida la población indígena. Vivió de cerca la esclavitud de sus hermanos, algo que culminaba en una muerte segura en las minas de plata. Llevó adelante la defensa de su gente en la corte colonial, pero desgraciadamente los tribunales eran controlados por corregidores (jueces y colectores de impuestos), que carecían de la mínima objetividad.
José pertenecía a una familia noble de mestizos y era poseedor de la tierra (como los españoles), lo que se decía un hombre de dos mundos. Era Kuraka (cacique indígena) de la provincia de Tinta. Tenía una buena educación para su clase y, además, un ingreso para sobrevivir. En 1780 se cansó del acoso y del mal trato contra sus coprovincianos, e intentó abogar por sus hermanos en Lima, sin suerte, así que apresó al corregidor de Tinta, Don Antonio de Arriaga, para terminar linchándolo en la plaza del pueblo.
Durante esa época Perú comenzaba a sufrir las consecuencias de la desintegración de su cultura, como resultado de la invasión española, por entonces enquistada en el núcleo del poder político. A través de la instauración de estructuras sociales que poco y nada tenían que ver con las antiguas redes sociales del Imperio Inca, comenzaron a llevarse a cabo una serie de cambios en el sistema económico, como la implantación de la moneda española y el pago de impuestos excesivos. Además, las fuerzas invasoras, comenzaron la explotación indígena en las minas de plata y de oro, en las que se trabajaba a destajo durante todos los días del año.
Los movimientos de migración entre poblaciones propiciaron el abandono de los territorios, que fueron confiscados por la corona española, para luego venderlos o entregarlos a sus mismos súbditos.
Túpac Amaru II y su esposa Micaela, combatieron a los españoles y tuvieron éxito en los levantamientos iniciales. En Perú y Bolivia también se rebelaron contra del pago de impuestos.
La vuelta del Inca: los indígenas siempre recordaron a los caciques que fueron asesinados por los españoles, no se olvidaban de Sairi Tupac y del resto de los Incas de Vilcabamba.
En su primera batalla victoriosa, José ganó contra una fuerza de seiscientos soldados del gobierno, que se habían refugiado en una iglesia en Sangarará. Tupac Amaru II quemó la construcción con todos adentro, sólo veintiocho soldados escaparon. Por su valor, los indígenas lo llamaron, “el padre del débil, de todos los pobres, y de ésos que sufrían”.
Tupac Amaru II era el rey de los Incas. Sitió la ciudad de Cusco y envió una carta al consejo del pueblo. Esta carta exigía un nuevo sistema fiscal y uno de Kuraka. La carta no amenazó al consejo de ciudad; quizás ese fue uno de sus peores errores. La guerra continuó, pero muchos indios y mestizos abandonaron la causa. Lo traicionaron, algunos de sus colaboradores, sin contemplaciones. Perseguido por el general Ventura Landa en Tatanico, es tomado prisionero, juzgado, y el 18 de mayo de 1781, asiste al asesinato de toda su familia en la Plaza de Armas de Cusco, entre ellos estaba su esposa y consejera, Micaela Bastidas. El juez Areche lo condena a morir descuartizado por cuatro caballos atados a sus cuatro miembros. Pero Tupac Amaru es un hombre robusto y sus verdugos no logran matarlo de esa manera. Se ordena entonces su decapitación.
Su cuerpo es cortado en pedazos, su cabeza puesta sobre una lanza que se exhibe en Cusco y Tinta, sus brazos son enviados a Tungasuca y Carabaya, y sus piernas, a Livitaca y Santa Rosa. A pesar de la ejecución de Tupac Amaru y su familia, los españoles no lograron apagar la rebelión que prosiguió bajo las órdenes de su medio hermano Diego Cristóbal Tupac Amaru, y que se extendió hacia el altiplano boliviano, la región de Jujuy y el noroeste de la Argentina. Pero el “indio” (una persona que tiene sangre de los Incas) fue “prohibido” (mediante decretos del gobierno español) y todo el rastro de la cultura Inca trató de ser borrado de la faz de la tierra, por los siguientes 200 años. Tupac Amaru ha sido un héroe en América latina y un emblema para los movimientos de liberación en Nicaragua, Perú, y El Salvador. Finalmente Tupac Amaru II representa a la ideología indígena, la de un pueblo guerrero que no acepta la dominación extranjera bajo ninguna forma, por ese motivo algunos grupos rebeldes han tomado sus ideas de libertad y justicia, para expresarlas en la lucha por los derechos humanos.

Juan Carlos Romero
Buenos Aires
Argentina

1 Comments:

At 10:03 a. m., Blogger Cartero said...

Aguante Tupac amaru, o mejor dicho Serpiente resplandeciente! era un capo! buen blog

 

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