lunes, septiembre 26, 2005

Literatura/Contracultura



Sucinto análisis de la poesía de Luis Hernández

Hablar de poetas en el Perú muchas veces se reduce entre la mayoría de personas a un solo nombre: César Vallejo. A pesar de la enorme influencia del autor de “España, aparta de mí este cáliz”, existe también la presencia de autores de una magnifica lírica, acaso cortada por la muerte o por el abandono. A estos poetas se les denomina como autores de culto. Luis Hernández entra de algún modo, ya que no soy partidario de encasillar estrictamente a los artistas, dentro de este rubro.

Luis Hernández Camarero nació en Lima, en 1941. Fue uno de los mejores poetas de su generación a pesar de sólo haber publicado tres libros. A mediados de los años sesentas optó por la creación de libros artesanales que repartió sin mediar a sus amigos y allegados por los cuales sentía aprecio. Ejerció también la profesión de médico. Fue precisamente esta profesión la que lo llevaría a la Argentina, donde acabó con su vida en 1977, echándose sobre las rieles del tren.

Su poesía, multiforme y dinámica adquiere varias tonalidades a lo largo de todos sus poemarios. A pesar de ello, hay determinados temas recurrentes en su obra a los que alude con obsesión y busca desarrollar, tales como la muerte, la nostalgia y la soledad.

1

Una voz que no es
nuestra
también puede
llamarnos.


2

Coge de tu corazón
tan sólo
lo que ames...
desecha lo demás.


3

Junto al muro
crece la hierba:
su sombra,
la sombra de la luna;
mágica, ancestral,
la sombra de mi cuerpo


4

LLUVIA

Vamos afuera, la lluvia
mojará
la cara, el traje.
Vamos afuera,
saltaremos
los charcos,
y al mirar el cielo
se nos llenarán los ojos
de agua y de contento.


De hecho en su poemario póstumo “Una impecable soledad”, toda la atmósfera que encontramos se halla llena de un vacío que, lejos de ser desesperante, calma y acompaña al corazón resignado cuando la soledad más abrupta, que es la muerte, está a punto de llegar. Es pues, un canto de serenidad frente a lo ineluctable.


ARIES

Tomamos de la Estación que muere
Los despojos.
Tomamos los añicos lucientes
Del Verano.
Con ellos en la tarde, heridores de Estío,
Entretejemos
El recuerdo pacífico y cruel
Del aire helado.



PISCIS

Es el Sur quien nos lleva y nos olvida
Hacia el alba postrera. Sus presagios,
Aprendidos sin miedo en las estrellas,
Son tan sólo la forma como el agua
Centellante ha llegado.


Encontramos en muchos de sus poemas, realidades dramáticas, serenas y resignadas. En cuanto a lo formal, podemos decir que no usa demasiados giros lingüísticos ni frases construidas sobre la complejidad sintáctica. Más bien, su poesía, al menos en este periodo, guarda simpatía con la simplicidad, con la belleza de las palabras y los lugares sin apelar tanto, como ocurrirá en periodos posteriores, a la intertextualidad.

PD: Los que quieran mayor información pueden visitar la siguiente página: http://www.pucp.edu.pe/luishernandez/lh_flash.html


Daniel Nakasone

Lima - PERU

3 Comments:

At 5:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

habia leido alguito de este poeta y me parece por eso muy interesante tu puesta Dani...un granito de arena q permite conocer como a éste, tantos poetas q a veces nos pasan desapercibidos..
gracias por eso!
piquitos de miel

 
At 3:48 p. m., Blogger Jorval said...

Muy interesante, acá tenemos otro caso de médico-escritor. Mi gran problema es que no entiendo la poesía en general, parece que hay que tener una sensibilidad especial de la que , lamentablemente carezco.

 
At 6:13 p. m., Blogger Don Fer said...

Desde México, dense uns vuelta por este Blog, a ver que les parece.. Muy bueno el suyo, felicitaciones.

http://autogestivocreativo.blogspot.com/

 

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