viernes, diciembre 16, 2005

Artículo de Opinión


Desapariciones forzadas (I)

El caso PERU 1980-1990

INTRODUCCION


Durante las últimas décadas del siglo pasado, entre la debacle de la opción comunista como bloque económico de impacto y la imposición a rajatabla del neo-imperialismo globalizador, se desarrollaron múltiples casos de violaciones de derechos humanos muchas de ellas hechas de manera sistematizada y con la complicidad de agentes del estado, así como de organizaciones subversivas.

El tema de las desapariciones forzadas de personas en Sudamérica durante el periodo comprendido entre finales de los setentas e inicios del nuevo milenio tuvo muchos rasgos en común a lo largo del continente, mas también existen saltantes diferencias de país a país.

Una teoría muy fuerte fue la existencia de la llamada "Operación Cóndor", un plan de apoyo a las dictaduras militares sudamericanas por parte de EEUU bajo la condición de que eliminaran todo vestigio de subversión comunista. Hasta el momento no hay pruebas concluyentes e irrefutables de su existencia, mas muchos hechos abonan en favor de ésta, siendo motivo su existencia de un posterior artículo.

Sin embargo, en el caso peruano existen notorias diferencias con respecto al resto del continente. Dictaduras militares como las de Videla y Pinochet fueron responsables directos de la mayor parte de las desapariciones forzadas llevadas a cabo durante dicho periodo en Argentina y Chile, con apoyo norteamericano. El caso de Perú es diferente, desde el momento de la concepción de un movimiento subversivo terrorista sui generis como Sendero Luminoso.

Sendero Luminoso, originalmente rama maoísta del escindido Partido Comunista del Perú, fue creado a fines de los sesentas bajo la dirección de Abimael Guzmán, profesor universitario de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. En sus inicios se dedicaban al estudio de las obras de Mariátegui, autodidacta fundador del Partido Comunista del Perú, con el correr del tiempo su concepción política varió a tal extremo de considerar a Guzmán como la "Cuarta Espada del Marxismo" y darle tintes mesiánicos a su doctrina (el llamado "Pensamiento Gonzalo").

Un movimiento cuyas ideas no admiten oposición, totalitario en extremo y con una visión absoluta de ser dueños de la verdad, es capaz de llevar a cabo muchos actos de barbarie. Barbarie, ante la cual el desconocimiento de su cabal dimensión y los prejuicios y estereotipos de una sociedad como la peruana de entonces, en donde los hechos ocurridos en la sierra de Ayacucho a la opinión pública en el poder le parecían como hechos acontecidos en un país lejano y desconocido, llevó a un enfrentamiento en donde los que tenían las de perder absolutamente todo (pertenencias, identidad y la vida) fueron los habitantes de las áreas rurales de las zonas en conflicto.

Es así que el perfil del desaparecido durante esos años en el Perú fue el de campesino, analfabeto, quechua-hablante, condición socio-económica pobre, varón joven; a diferencia del perfil de desaparecido en Argentina y Chile donde más cuadraba el mismo con el perfil de clase media, educado y profesional.

Y también, la mayor parte de las desapariciones forzadas llevadas a cabo durante dicho periodo fueron responsabilidad directa de Sendero Luminoso y de otros grupos paramilitares, habiendo también un importante porcentaje de desapariciones forzadas efectuadas por los agentes del Estado (Ejército Peruano y Policía Nacional). La masacre de Lucanamarca, en donde más de 80 hombres, mujeres y niños campesinos desarmados fueron asesinados por fuerzas de Sendero Luminoso como escarmiento por colaborar con las Fuerzas Armadas es un hecho gravísimo entre muchos otros de los cometidos por las huestes de Guzmán.

Un país en donde se mira con indiferencia la desaparición y violación de derechos humanos de los desposeídos, quienes conforman la mayor parte de su población, y no se actúa eficientemente al respecto; es motivo de análisis profundo y de reflexión, a fin de que dichos actos de barbarie no tengan jamás nunca oportunidad alguna de repetición. Bien dicen que de los errores se aprende, y que una sociedad que no recuerda su pasado está destinada a cometer los mismos errores, valga esta serie de artículos para que dichos hechos no se vuelvan a repetir.


(imagen disponible en http://travel.mangabay.com)

Eduardo Salazar

Lima - PERU

2 Comments:

At 5:57 a. m., Anonymous Anónimo said...

Buen artículo. Claro, las sociedades que olvidan su pasado no aprenden nada para el futuro. Se me hace necesario, eso sí, apuntar que sí existen antecedentes de la operación cóndor. De hecho, hay más de un militar procesado por esa causa en Chile. Detalle menor ante una columna muy bien "armada". (Nunca antes mejor usada la palabreja esa ¿no?)

Mis saludos respetuosos.

 
At 3:50 p. m., Anonymous Anónimo said...

En ningún momento niego su existencia (de la Op. Condor), sino que afirmo la misma, dejando el tema para un posterior artículo.

Eduardo Salazar

 

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