domingo, agosto 13, 2006

Articulo de Opinión




Desapariciones Forzadas II:

Entre dos fuegos


A inicios de los ochentas, un pueblo de campesinos de las alturas ayacuchanas repelió un ataque de senderistas; temiendo luego las represalias, asesinaron a un grupo de periodistas que acudieron a buscar información de los hechos al tomarlos erróneamente por terroristas.

Semanas después llegó el Ejército con una comisión presidida por Vargas Llosa a fin de esclarecer los hechos, luego de las investigaciones se fueron y la locura senderista atacó repetidas veces el poblado, siendo en ocasiones los contra-ataques del Ejército tan nocivos como los de los propios terroristas para con la población civil.

Se calcula que a mediados de los noventas se había reducido la población de Uchuraccay en más del 70%.



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Creo comprender que no hay nada peor que la noticia de que un familiar-amigo-compañero-pareja-afín se cuente entre las listas de desaparecidos.

De saber que uno está vivo, es una alegría.
De saber que uno está muerto, es una pena...
pero sabemos su destino.
De saber que uno está desaparecido...

pues al tener la incertidumbre como consigna,

se vive una eterna zozobra.

No importa cuántos años pasen, no importa cuántos hospitales-cárceles-pueblos-desiertos-selvas-cordilleras se recorran, el no saber del paradero de alguien querido es totalmente estremecedor.

En el caso peruano, totalmente diferente a los casos argentino-chileno, el perfil del desaparecido cuadra más en la descripción del indígena-quechua-
hablante-analfabeto y pobre por el cual la "sociedad pensante" (nótese las comillas, por favor) los consideraba poco menos que ciudadanos de segunda clase.

No quiero decir con esto que unos son buenos y otros malos, simplemente que los casos son diferentes. Y que el impacto producido en los mass media, también.

Hablo yo ahora por los casos como Uchuraccay, un pueblo ayacuchano que fue prácticamente exterminado por las fuerzas beligerantes durante los ochentas en el Perú, sea Sendero Luminoso, sea el Ejército Peruano.

Un pueblo que no tuvo a quien acudir, que fue hostigado por SL y por el EP, un pueblo en donde quienes tuvieron con qué irse a otro lado, lo hicieron y escaparon a duras penas a la barbarie... y quienes no, simplemente fueron exterminados fisicamente o marcados de por vida por el TEPT*

Casos así que jamás debieron suceder.
Casos así que jamás deben volver a repetirse.
Casos así en los cuales la miseria y el abandono tomaron por asalto a personas como nosotros, seres humanos que fueron despojados de su dignidad, de su condición humana.
Casos así que inspiran éste texto triste.




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*TEPT: Trastorno de estrés post-traumático.


¿A dónde van los desaparecidos?
Busca en el agua y los matorrales...
¿Cómo se llama un desaparecido?
Una emoción apretando por dentro...

Rubén Blades



Eduardo Salazar

Lima - PERU



(imágenes tomada de
www.derechos.org/correpi/violencia.html y del programa periodístico "Cuarto Poder")

1 Comments:

At 3:59 a. m., Blogger Selkis said...

Ahora sí te encontré (mira el comentario a la Sed Demoniaca)

Veo que sigues con tus justas luchas. He de decirte que este blog me parece excelente, muy trabajado y muy útil. Se agradece. Ya amenzacé con volver.

Creo que estamos hechos para entender la muerte (llorarla, sí, pero entenderla), sin embargo no el sufrimiento y el dolor, opción posible que nos queda pensar como destino para los desaparecidos.

Terribles sucesos, importante no olvidarlos. En este sentido, estoy leyendo una novela de Curiche (de la Página) que habla sobre la explotación a los obreros a principios del siglo XX en chile. Te la recomiendo, si tienes tiempo y no la has leido ya. Se llama "Con mi quiero..."

 

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