domingo, marzo 02, 2008

Personaje del mes.



Álvaro Yáñez Bianchi nace en Santiago de Chile el 13 de Noviembre de 1893. Primogénito de Eliodoro Yañez, abogado e influyente político fundador del diario La Nación, reside largamente en París donde se impregna de las nuevas concepciones estéticas tras la Primera Guerra Mundial. Su formación como pintor es fundamental en este sentido, y fundó el grupo pictórico Montparnasse, el primero que expone y defiende los preceptos de la vanguardia en el conservador medio nacional. Volverá a Chile en 1923 convertido en Jean Emar, juego de palabras proveniente de la expresión J’en ai marre que quiere decir ‘¡Estoy harto!’. Ese año dirigió la primera exposición de pintura vanguardista en Chile, en el llamado Salón de Junio, y hasta 1925 escribió semanalmente las Notas de Arte en el diario de su padre, donde difundió las innovaciones estéticas en diversas disciplinas. Su narrativa es totalmente insólita en el medio nacional, habiendo sólo un precedente en las Tres Inmensas Novelas de Vicente Huidobro, co escrita con el pintor Hans Arp. Al igual que Huidobro debe en parte su formación a la influencia del cubismo.

De personalidad excéntrica, Emar escribirá muchos diarios de vida a partir de su adolescencia, donde dará rienda suelta a sus ideas con las que se estudiará a sí mismo y al universo. Regresará a Chile a mediados de la década del ’30 para iniciar su tardía aparición en el medio literario nacional con 3 novelas: Miltín 1934, Un Año y Ayer, las que fueron prácticamente ignoradas por la crítica oficial. Estas novelas fueron el primer intento de acabar con el criollismo tan arraigado en Chile, cuya visión conservadora le cantaba a los paisajes campestres y a la plácida vida rural. Además se burló ferozmente de los críticos como Alone cuya influencia determinaba las preferencias literarias de ese tiempo, lo que le significó la indiferencia a su trabajo. Esto sería una gran desilusión para Emar, quien creía en el éxito de sus novelas. En su narrativa se advierte la vital influencia de los pensadores esotéricos como Rudolf Steiner, P. D. Ouspensky etc., así como una tendencia a las representaciones a través de la irrealidad y del absurdo, materiales que aunados con su bagaje mencionado anteriormente, lo llevarán a concebir mundos sostenidos en lógicas personalísimas y dinámicas. En 1937 vuelve a publicar, esta vez el libro de relatos ‘Diez’, donde se advierte con más fuerza su postura radical de corte esotérico y alucinante, en un juego de tensiones narrativas nunca antes visto en la literatura nacional. La respuesta de la crítica sería la misma: Silencio. Entonces Juan Emar desaparece del medio artístico e intelectual y nadie volvería a saber de él.

Tras esta experiencia vuelve a viajar a Europa, residiendo en Cannes, donde seguirá escribiendo y pintando. Creyó en un momento que viviría para siempre en Francia, pues para Emar Chile era sinónimo de aburrimiento, de una lata tremenda. Pero ya la situación económica de la familia Yañez Bianchi había comenzado a declinar, pues en la década del ’30 la dictadura del General Carlos Ibáñez del Campo mandaría a su familia al exilio, habiéndole expropiado el diario La Nación a su padre. Tarde o temprano, Juan Emar volvería a Chile. En este período se recoge en el anonimato para comenzar la organización de su obra cumbre, una novela que sería el resultado de todo lo anteriormente escrito por Emar, así como el registro sistemático de todo lo que la vida quisiera ponerle en el camino. Junto con la escritura, comenzó a trazar el mapa de una ciudad ideal que reuniera las características fisonómicas y culturales tanto de Paris como del campo chileno, paisajes en los que Emar transitaría toda su vida. Se trata de San Agustín de Tango, ciudad ficticia ubicada al Norte de Chile, que sería el escenario de sus narraciones y con la que se adelantó a los autores latinoamericanos que posteriormente inventaron una ciudad donde concebir un mundo hermético e ideal. Juan Emar comienza a echar mano de toda su inmensa cantidad de papeles y así, en 1941, inicia la redacción de una extensísima novela, la novela sobre su propia vida: Umbral.

Esta novela parte con el aspecto de una carta, dirigida a una interlocutora que simboliza a la amante siempre esquiva para el autor, y tiene como objeto relatar las vicisitudes de su amigo Lorenzo Angol. La escritura siempre dinámica irá adentrándose en una infinidad de personajes tras los cuales se esconden las máscaras difusas del propio Juan Emar; así, el narrador de Umbral es el biógrafo de todos los personajes, llamado Onofre Borneo, alter ego supremo de Emar. Su experimentación y asombrosa estructura se entrelaza a cada paso con trozos de diarios de vida, textos inconclusos, piezas de teatro, poesía, reflexiones esotéricas, ciencia ficción, crónicas, etc.:

''Cuanto voy a escribir -yo, Onofre Borneo, ciudadano chileno, nacido en Santiago el 13 de Noviembre de 1893, a las 9 de la mañana- no debe tener el carácter de una ''obra'' si por obra entiendo el planteamiento de un problema, su desarrollo y su solución.No soluciono nada ni debo tratar de solucionar pues esto está impedido justamente por el carácter mismo de esto que voy a escribir. Cualquier intento en tal sentido sería un acto de voluntad, un acto premeditado ya que toda solución se hallaría desde antes en mí y hacia ella se inclinaría -quisiéralo yo o no- la marcha de las personas que aquí figurarán. Yo ignoro toda solución por la imperiosa y muy simple razón de que ella, de encontrarse en algún sitio, no se encuentra en mí sino en otros y de presentarse algún día no se ha presentado aún puesto que estos otros siguen hoy, y seguirán mañana, viviendo y actuando.Ya que se trata aquí de biografías o, mejor dicho, de diarios vivires, debo sólo anotar, esbozar, dejar únicamente enunciaciones de problemas, eso sí que con todos sus elementos; en su falta, con el mayor número posible de ellos.Ante la necesidad de colocar un título, se me impuso el de UMBRAL. Pues me siento, ni más ni menos, colocado en un umbral.Tiene éste una característica: hacia atrás es una extensión iluminada; hacia adelante la oscuridad. Es como estar sobre él dando la espalda al sentido de la marcha, o sea, a la finalidad de ella y digo finalidad ya que fuerza será seguir adelante. Quiero decir que este 'adelante' -hoy oscuro- podría ser la solución o -sino la hay de verdad- la explicación de lo ya recorrido.Pero a esta explicación no la siento de mi incumbencia. Siento que ha de ser hallada por otras mentes y vista por otros ojos.'' –Preámbulo, página 6.

Así inicia Emar una aventura escritural en todo el sentido de la palabra, pues irá agregando, día tras día e incansablemente, todo lo que la vida le vaya entregando. Nuestro autor siguió durante estos años viviendo en Europa y pintando, exponiendo sus telas esporádicamente, dedicado principalmente a la escritura. Se negará rotundamente a publicarla en vida; sus lecturas lo encaminarán en una búsqueda espiritual con que trascender hacia lo esencial, los misterios que nos circundan. Hacia sus 60 años de vida, decide abandonar ‘las pompas vanas del mundo’ y radicarse en un fundo al Sur de Chile, donde hallaría la paz y tranquilidad para dedicarse por entero a su obra. Ya cercano a los 70 años de edad, comienza a itinerar entre el Sur, de donde huye por el mal tiempo, Santiago y Viña del Mar. En su máquina de escribir, su libro contará más de 5.000 páginas. Entonces en 1963 se le detecta un cáncer al pulmón irreversible, y un año después muere en Santiago, el 8 de Abril a los 71 años y dejando como legado una monumental obra inconclusa cuyo último párrafo confirma su invulnerable voluntad:

‘‘Por favor, por piedad, ¡no y mil veces no! Es el defecto que tiene esta ventana o balcón: hacer algo horrible de lo que podría ser estupendo. A mí, Onofre... ¡me cargan las lindas vistas, me cargan! En ellas es traer lo vulgar, lo horripilante a cosas que podrían ser modestamente encantadoras. Pues dime, Onofre, ¿encuentrás tú que hay algo mejor, más completo, como vista, que estos edificios que han sido hechos de cualquier modo, como ellos querían salir y sin tener detrás la mente colosal de un arquitecto genial? ¡Horror y cientos de veces horror a la arquitectura, digamos, dirigida! Sí, mi Onofre, lo repito: ¡Horror y... espanto!’’ – Párrafo final, página 4134.

El rescate de la obra de Juan Emar comenzó en 1970 con el poético reconocimiento de Pablo Neruda, quien lo indicó como nuestro Kafka y el antecesor de todos; en 1977 se publicó el 1er tomo del Primer Pilar de Umbral, en Argentina; sucesivas reediciones de sus novelas fueron coronadas con la edición completa de Umbral por la Biblioteca Nacional en 1996. Hoy en día su obra concita diversos estudios, traducciones, seminarios y exposiciones alrededor de todo el mundo. Para algunos un loco extravagante; para otros el mejor prosista chileno; para el autor de este artículo, un santo de la literatura y del arte.
-
Al cuento El Unicornio:
-
Más sobre el autor y su obra:
-
Alberto Quilapan (Santiago; Chile)

1 Comments:

At 5:32 p. m., Blogger saraeliana said...

No conocía a este autor, lo cual no es extraño, dado que no resulta sencillo acceder a la literatura que no es de los consagrados por las editoriales.

Qué suerte que el pueblo chileno ha podido rescatar y valorar la obra de este artista que tiene entre sus hijos, porque eso le hace bien a nuestra cultura americana.

Gracias por traer esta información.

 

Publicar un comentario

<< Home

Estadisticas y contadores web gratis
Manuales Oposiciones
Búsqueda personalizada