viernes, agosto 14, 2009

Centro clandestino de detención en Campo de Mayo.

Argentina II


La pena de muerte existe, de hecho, desde hace años en la Argentina.

Al leer los foros no hago más que apenarme ¿Acaso creen que el gatillo fácil es un invento de una izquierda anacrónica y sin convocatoria política? La implantación de la pena de muerte, o la baja en la edad de imputabilidad para los menores de edad, es un recurso propagandístico de la derecha vernácula para implantar el terror, como en otras épocas lo hizo concurriendo desesperada a los cuarteles y uniéndose a los milicos en cada golpe de estado.
Después del gobierno neoliberal del peronista Carlos Menem, amigo y mentor del ex presidente Néstor Kirchner, y del desgraciado suceso con el soldado Carrasco, el ejército argentino pasó a ser un negocio más del capital financiero. Ya no pudieron apelar, como antaño, a la argentinidad como recurso para un golpe de estado y debieron conformarse con la vigilancia privada, los country’s y los muros divisorios. Pero eso hoy no les alcanza, se necesita más seguridad y castigos más violentos, porque los negros de mierda siguen sin entender y si no entienden… no trabajan por sueldos miserables.
Cometer siempre el mismo error, facultad privativa de las masas.

El ex jefe del Comando de Institutos Militares durante la dictadura, el general Riveros, y el entonces jefe de la Escuela de Infantería general, Carlos García, fueron acusados formalmente por el homicidio del joven militante político Floreal Avellaneda, ocurrido en 1976 ¿Acaso no se aplicó aquí la pena de muerte contra un niño? Es el inicio del primer juicio por crímenes de lesa humanidad en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo. El campo de concentración más grande que funcionó en la Argentina y al que nadie se atrevía a tocar, ya que los detenidos allí eran comunistas ¿comprenden? Comunistas no peronistas. La ESMA hoy en día es un museo y Campo de Mayo sigue funcionando como si nada hubiese ocurrido en sus miles de hectáreas… hasta ahora.

¿Qué diferencia existe entre un chico de catorce años cumplidos en dos mil nueve, con otro de la misma edad, pero en mil novecientos setenta y seis?

La información recibida. El trabajo de destrucción del sistema educativo comenzado por Videla, continuado por Alfonsín, Menem y sostenido por la pareja Kirchner, es el principal responsable del pensamiento juvenil actual. Hasta que los chicos no rompan con las cadenas que los atan al miedo social de sus padres y abuelos, no van a poder cumplir el rol que les tiene asignado a ellos el nuevo milenio: Protagonizar la revolución.

Seguimos con Floreal Edgardo Avellaneda, el Negrito, que nació en la ciudad de Rosario el 14 de mayo de 1961. Era militante de la Federación Juvenil Comunista. Vivía con su madre Iris Etelvina Pereyra de Avellaneda y con su padre Floreal Avellaneda, delegado de la fábrica textil Tensa, ambos militantes del Partido Comunista.
Floreal “el Negrito” Avellaneda, tenía 14 años cuando fue secuestrado de su casa junto a su madre. Su cadáver fue hallado el 14 de mayo de 1976 en aguas del Río de la Plata. Su cuerpo fue encontrado con muestras de haber sufrido torturas físicas y haber sido víctima de un horroroso empalamiento, leyeron bien… esa parece ser la tortura preferida por los militares católicos desde hace siglos. Así actuaba el brazo armado de la burguesía Argentina, que ahora tiene entre ojos a otro pibe, Brian, sin contar a los que ya fueron victimas del gatillo fácil: como el chico que asesinó al ingeniero de San Isidro. Brian es el chivo expiatorio de la bonaerense para ocultar a Jonathan, que trabajaba para ellos. Jonathan está muerto por colaborar con el sostenimiento del terror y las empresas de seguridad privada del gran Buenos Aires, Brian se está pudriendo en una cárcel, los dos tienen dieciséis años.

Los chicos de los noventa

Los que produjo la continuidad Martínez de Hoz, Sourruile y otros tantos, para desembocar en el plan Cavallo, pergeñado por Martínez de Hoz con el visto bueno de los cráneos de la CIA, Milton Friedman a la cabeza. Los pibes, condenados por Menem y toda una clase social dispuesta a entrar al primer mundo a costa del sacrificio que fuese necesario, fueron los más perjudicados por las políticas neoliberales. Esa misma clase social, que hoy exige bajar la edad de imputabilidad a doce años, fue la que cerró fábricas y se dedicó a especular en la bolsa; la que depositó sus ganancias en el exterior y la que dejó sin puestos de trabajo a los padres de estos chicos. La misma clase que lloró frente a los bancos o los rompió a palazos cuando, sus cómplices mejor ubicados en el escalafón social, les retuvieron los depósitos. Ninguno de ellos perdió nada, sólo dejaron de ganar descaradamente y por algún tiempo.

¡Matemos a los chicos¡ gritan los giménez, los castañas, los sandros, los spinettas, los mengano y los que se llenaron los bolsillos en base al hambre de sus congéneres, la devaluación de la figura de los padres y la destrucción del grupo familiar, como base de una estrategia para el dominio.
¡Bajemos la edad de imputabilidad a diez años!
¿El aborto? ¡Ese si es un crimen señores!
Proclaman estos desaforados de la acumulación de capitales, junto a la iglesia católica que ha mutado en evangélica, para estar acorde con los tiempos que corren. Los energúmenos siguen dirigiendo el destino del país ¿hasta cuando?


Esteban Del Río
Chivilcoy- Argentina

Estadisticas y contadores web gratis
Manuales Oposiciones
Búsqueda personalizada