martes, enero 18, 2022

Trap, la filosofía de los pibes sobrevivientes
Cuando ocurrió la crisis social del año 2001 en la Argentina, los conflictos que la desencadenaron venían precedidos por el experimento mundial de la globalización, llevado adelante por el capitalismo para ajustar el tablero local a las necesidades del mercado financiero. En aquel momento nos preguntamos qué sería, en unos años más, de la generación de chicos nacidos durante ese tiempo de caos generalizado, hijos ellos de familias destruidas, sin poder reemplazar la figura devaluada del padre como jefe de familia, y con un horizonte económico nefasto, que comenzaron a deambular por las calles, en busca de comida y cariño, a los cuatro o cinco años de edad. Bien, aquí estamos hoy, viviendo una de las etapas más compleja de la historia de la humanidad, con los hijos de aquella época contando veinte vigorosos abriles, y una voz de trueno dispuesta a transar con cualquiera que esté dispuesto a pagar. Tengamos en cuenta que no nace el trap en el año 2000, sinó que lo hace, y como subgénero del rap, durante la década del noventa del siglo pasado, en los suburbios norteamericanos y como grito de dolor de los consumidores de crack, cuyas penurias barbitúricas comenzaban a reflejarse en las letras de sus temas. Pero es a partir del siglo XXI, y más precisamente en su segunda década, cuando el acceso a la informática por parte de estos chicos, permitió a sus mayores exponentes conquistar a la audiencia mundial y desplazar del gusto juvenil, a expresiones musicales embanderadas con el rock tradicional. Con un mensaje oscuro y cargado de impotencia, una inversión económica casi inexistente, y un desprecio absoluto por el establishment musical de la época, los traperos encarnaron mejor que nadie el descontento juvenil de los millennials. A partir de ese punto el trap no se limitó a persistir sólo como género musical, sinó que influyó notablemente en la manera de vivir de una nueva generación de jóvenes. Como había ocurrido antes con el rock o el punk, el trap se convirtió en una filosofía de vida, expresando un descontento descarnado, pero, y a diferencia de los líderes de otros movimientos culturales, alardeaba una absoluta falta de escrúpulos en sus principales protagonistas. La realidad, borrada de las mentes con combos letales de psicofármacos y música oscura, le entregaba al sistema un modelo ideal de hombre sometido. El trap, a diferencia de los estilos que lo antecedieron, no fue un grito contra el sistema capitalista, sinó que lo fue, desde sus letras y posturas publicitarias, a favor del éxito, la fama, el lujo, el consumo de drogas y el dinero. Lo que ha determinado, debido al ilimitado éxito económico conseguido, que se haya convertido en la principal fuente de ingresos de la industria musical (los dueños de siempre), en lo que va de este siglo. El trap es hoy un estilo musical jugándose su permanencia en la historia de la música, con tres acordes machacantes y las voces mejoradas excesivamente con autotune, lo que podría indicar que, si no evoluciona a formas mejoradas, terminará en el olvido absoluto en unos cuantos años. .................................................................................................................................................. Juan Romero 18/1/2022

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